10 frases de Ernesto Sábato

Ernesto Sabato nació en Rojas un 24 de junio de 1911 y falleció en Santos Lugares el 30 de abril de 2011.​ Fue un escritor, ensayista, físico y pintor argentino. Su obra narrativa consiste en tres novelas: El túnel, Sobre héroes y tumbas (considerada una de las mejores novelas argentinas del siglo XX) y Abaddón el exterminador. También se destacó como ensayista, autor de libros como Uno y el Universo, Hombres y engranajes, El escritor y sus fantasmas o Apologías y rechazos, en los que reflexiona sobre la condición humana, la vocación de la escritura o los problemas culturales del siglo XX. Fue el segundo argentino galardonado con el Premio Miguel de Cervantes (1984), luego de Jorge Luis Borges (1979).

Su longeva existencia lo llevó a ser un autor muy presente durante el siglo pasado y también durante la primera década del presente. Aunque se preparó para dedicarse a la física y a la investigación en este campo, su acercamiento al movimiento surrealista, especialmente a algunos escritores y artistas de esta corriente, torció de alguna manera su destino y terminó por darle rienda suelta a su inquietud como autor. Su visión existencialista —reflejada en las tramas tenebrosas de sus novelas pobladas de personajes extraviados de sus valores morales—,​ su manera de exponer ideas y conceptos, su facilidad retórica y la sapiencia a la hora de introducirse en la psicología de los individuos, lo erigieron en una de las grandes plumas de su tiempo y de su país.

10 FRASES DE ERNESTO SÁBATO

“Siempre tuve miedo al futuro, porque en el futuro, entre otras cosas, está la muerte”.

“Ser original es en cierto modo estar poniendo de manifiesto la mediocridad de los demás”.

“Las modas son legítimas en las cosas menores, como el vestido. En el pensamiento y en el arte son abominables”.

“El mundo nada puede contra un hombre que canta en la miseria. Hay una manera de contribuir a la protección de la humanidad, y es no resignarse”.

“A cada hora el poder del mundo se concentra y se globaliza. La masificación ha hecho estragos, ya es difícil encontrar originalidad en las personas y un idéntico proceso se cumple en los pueblos, es la llamada globalización”.

“¿Qué se puede hacer en ochenta años? Probablemente, empezar a darse cuenta de cómo habría que vivir y cuáles son las tres o cuatro cosas que valen la pena”

“Se discute si Dalí es auténtico o farsante. Pero ¿tiene algún sentido decir que alguien se ha pasado la vida haciendo una farsa?”.

“¿Por qué no suponer, al revés, que esa continua farsa es autenticidad? Cualquier expresión es, en definitiva, un género de sinceridad”

“El presente engendra el pasado”

“El oficio -en el arte-, consiste en que no se lo advierta”

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