10 Frases de Roland Barthes

Roland Barthes (Cherburgo, 12 de noviembre de 1915 – París, 25 de marzo de 1980) fue un filósofo, escritor, ensayista y semiólogo francés. Su primera infancia transcurrió en Bayona, y a la edad de diez años se trasladó a París, aunque a pesar de ello en los veranos regresaba a la casa de sus abuelos paternos. Su madre era protestante, lo que le facilitó esa vida algo aparte que siempre defendió; vivió con ella hasta su muerte en 1977.

Barthes realizó sus estudios secundarios en el instituto Louis-le-Grand, para luego hacer filología clásica en la Facultad de Letras de la Universidad de París. Tuvo un primer ataque tuberculoso en 1934, y estuvo curándose hasta el año siguiente en los Pirineos. Se licenció en Letras Clásicas (1939) y mucho más tarde en Gramática y Filología (1943), pues tuvo que interrumpir sus actividades en 1941 dada su enfermedad, y luego hasta 1947 estuvo en distintas clínicas francesas y suizas. Participó muy activamente en un Grupo de Teatro Antiguo que fundó cuando era estudiante.

Barthes fue lector de francés en Bucarest y en Alejandría en los años 1948–1950. Después de la Segunda Guerra Mundial, entre 1952 y 1959 trabajó en el Centro Nacional de Investigación Científica (CNRS), en París. Finalmente, fue nombrado jefe de Trabajos de Investigación y luego (1962), jefe de estudios de la Escuela Práctica de Altos Estudios, organismo donde se dedicó a desarrollar una sociología de los símbolos, los signos y las representaciones. A partir de esta fecha su nombre empezó a crecer gracias a sus libros, artículos y docencia. Su carrera culminó al ser nombrado en el Colegio de Francia en 1977

Murió en la primavera de 1980, a raíz de haber sido atropellado por una camioneta frente a la Sorbona. Su último libro La chambre claire, sobre la fotografía, había salido pocos días antes.

 

  • La historia es siempre y ante todo una elección y los límites de esa elección.
  • A fuerza de mirar, uno se olvida de que puede ser también objeto de miradas.
  • La «vida privada» no es más que esa zona del espacio, del tiempo, en la que no soy una imagen, un objeto.
  • La fotografía es el advenimiento de yo mismo como otro: una disociación ladina de la conciencia de la identidad.
  • En el fondo la fotografía es subversiva, y no cuando asusta, trastorna o incluso estigmatiza, sino cuando es pensativa.
  • La cámara oscura debe ser llamada lúcida, pues esta muestra, incluso enseña rasgos de una persona que al natural no encontramos.
  • La era de la fotografía corresponde a la irrupción de lo privado en lo público; a la creación de un nuevo valor social como es la publicidad de lo privado.
  • Cuando leo, acomodo: no sólo acomodo el cristalino de mis ojos sino también el de mi intelecto, para captar el buen nivel de significación (el que me conviene a mí).
  • La ausencia amorosa va solamente en un sentido y no puede suponerse sino a partir de quien se queda -y no de quien parte-: yo, siempre presente, no se constituye más que ante tú, siempre ausente.
  • No sirve de mucho decir «ideología dominante», pues es un pleonasmo: la ideología no es otra cosa que la idea en tanto que domina. Pero yo puedo enriquecerlo subjetivamente y decir: ideología arrogante.

 

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