Las diez listas del año

Hacemos listas, listas de cosas a hacer, listas de sueños, de compras de navidad, de supermercado, de vinos, de libros, de discos, de novedades, de amigo en Facebook, de contacto de WhatsApp. Listas mentales que nunca completamos porque olvidamos al subir al subte, o al quedarnos dormidos justo cuando el sol comienza a asomarse.

Por estas horas los grandes medios, los medios medios y los medios pequeños hacen listas, más bien sumarios, de notas que pueden hacerse en torno a distintas listas.

No faltan los diez sucesos más importantes del año. Guerras, atentados, muertes y también premios nobeles, elecciones, muertes.

Las diez fotos más impactantes, los diez videos más graciosos del años, los diez fenómenos virales más populares; las diez perdonas más influyente del mundo en este año que se termina; los diez libros más vendidos; las diez canciones más escuchadas; los diez destinos más elegidos por los turistas; los diez lugares más peligrosos; los diez restaurantes mejores calificados; las diez mujeres más sexies; las diez aplicaciones más descargadas.

Una suerte de puteo arbitrario en base a gustos, preferencias, temores y desagrados nunca queda muy claro de quién. Pero el caso es que los lectores entramos en las listas con el mismo morbo que en las películas clase z, a sabiendas de que nos van a decepcionar pero por el gusto de que suceda.

Ahora, ¿qué sucedería si hiciéramos nuestras propias listas? No digamos listas de regalos, esas no hacen mucha falta, pero si nos animamos a hacer listas un poco más elaboradas, un poco más reflexivas, tal vez descubrimos en ella algunas de las cosas que no han podido desentrañar nuestros analistas.

Digamos:

Listas de anhelos, deseos de esos que pocas veces nos atrevemos a confesarnos.

Listas de temores.

Listas de acciones temerarias que hemos realizado en el año.

Lista de cosas que quiesiéramos poder hacer en el años.

Lista de libros por leer, más que libros leídos.

Lista de abrazos por dar.

Lista de perdones por obtener.

Lista de noches excepcionales.

Lista de lugares por conocer.

Lista de gente a la que sorprender.

Y todas las demás cursilerías que nos vengan a la mente, después de todo si hay que mostrar las costuras que sea con uno mismo y no ante un estadio expectante como en los filmes de Hollywood. ¡Son sólo listas!

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