Métodos para organizar una biblioteca
Hay distintos métodos para organizar una biblioteca bastante eficaces, pero lo cierto es que existen tantos como personas dispuestas a ello. Esa es la verdad incómoda que ponemos en primer término para no andar ilusionándolos con promesas efectistas. De todas maneras, en este post hago un breve relevamiento de los modos posibles para organizar una biblioteca que podemos encontrar en la web. El objetivo del artículo, sin embargo, es invitarlos a reflexionar, siguiendo las palabras de Borges, sobre sus propios criterios de organización como un modo personal de ejercer la crítica literaria y como una forma posible de observarnos como lectores.
Algunos métodos conocidos
Los siguiente métodos implican una previa división entre libros de ficción y de no ficción. Esta primera partición es el primer paso. El segundo, sería ordenar alfabéticamente. Estas dos divisiones se pueden combinar con los métodos siguientes.
Por tema o género: el más clásico de todos. Se ubican los libros de acuerdo a su adscripción a una clase: fantásticos por aquí, policiales por allá, poesía más acá, novelas en este, realismo decimonónico allá abajo. Algunas divisiones no-ficcionales: religión, ciencias, filosofía, historia, etc.
Por países: si tenemos mucho de un solo país hay que replicar el criterio a escala nacional y dividir por provincias o estados.
Por lengua original: método elegante, preferido por los profesionales, se clasifican los libros según la lengua en la que han sido escritos originalmente. Si los conjuntos obtenidos son muy amplios, se aplica una división por áreas o países.
Sistema decimal: el sistema Dewey que se usa en muchas bibliotecas es el más conocido. Mi biblioteca, aunque amplia, no merece este método. Pongan en su buscador “sistema decimal Dewey para organizar bibliotecas” que hay post dedicados en exclusivo a este sistema si les interesa.
Por época de publicación: clásicos, antiguos, contemporáneos, tal década, tal otra. Es para conservadores.
Por época de adquisición: se ubican de acuerdo a como llegan a tus manos, del primero al último. Poco práctico, pero con el beneficio de poder contemplar los cambios en tus preferencias, además que ahorra el hecho de tener que reubicar ejemplares.
Por tamaños: obligados por el espacio de los estantes, se ubican los libros de acuerdo a donde quepan. Esta limitante puede ser equilibrada con un orden de acuerdo a los colores de los lomos de los libros.
Por colores: los neuróticos asistemáticos (con inclinaciones, en su mayoría, a las artes plásticas) organizan su biblioteca de acuerdo a los colores de los libros. Este sistema tiene muy poco de orden y dificulta el hallazgo de los ejemplares, pero a los que tienen muy buena memoria visual les puede gustar.
Por colecciones: método que se emparenta con el anterior, pero es un poco más organizado. En la mayoría de las bibliotecas particulares se encuentran en estantes separados los libros comprados por catálogo o por colecciones. Este criterio funciona en bloque y hace parecer una biblioteca a una pared de ladrillos vistos de distinta clase.
Fuera de serie: están aquellos que organizan su biblioteca asumiendo su función de lectores-críticos y distribuyendo los libros en los estantes de acuerdo al impacto recibido al leerlos. Este método implica establecer niveles de preferencia. Por ejemplo: los mejores de todos, los de segundo orden, los olvidables. Este criterio, claro está, es completamente personal y variable; depende de tu propia decisión. Es, según creo, el más recomendable.
Borges dijo en un poema del libro Elogio de la sombra (1968): «Ordenar bibliotecas es ejercer, de un modo silencioso y modesto, el arte de la crítica». Esta sentencia (a la cual adhiero con placer y risas) implica pensar el criterio del orden, que se supone eficaz y universal, unido a la subjetividad, personal e intransferible, que se diagrama en cada biblioteca particular. En ese sentido el orden de nuestras bibliotecas refleja nuestra naturaleza lectora: nuestros criterios, nuestras preferencias, e incluso nuestras desaprobaciones.