Psicología: La llave

Escribe: Patricio Diego Vargas. Después de un tiempo de irrupciones de angustia, fantasías de desamparo y pequeños rituales de evitaciones sociales, por la sensación de exposición, alguien termina describiendo, con una gran sonrisa aliviante, en donde encuentras una llave para sentirse libre de moverse. Aquel estado no fue el del inicio del tratamiento, sino un síntoma resultado de una coyuntura particular durante el mismo.

Esa llave que «encontró» no es algo nuevo. No fue algo que buscó. Estuvo ahí durante muchos años de su vida, es más, era el instrumento de su profesión : hablar otro idioma. Si la mirada configuraba un adentro angustiante que que no tenía apertura, ese uso del lenguaje, en un modo idiomático distinto, ahora, le permite armar la idea de un afuera. Ese idioma le permite comunicarse con gente de otra parte del mundo, por actividades que lo requieren, le permite pensar en irse a hacer planes al otro continente, pero sobre todo el poder sentir que puede arrancar y que no hay impedimento a su edad. ¿Por que un «simple» idioma, de repente, esta vez, significa tanto?
Evidentemente se trata de construir un uso(más) de «un padre». Un padre no es necesariamente una persona, sino una función; un padre es cualquier construcción significante que permite salir de un agujero interior. Puede serlo un hombre, una mujer, un proyecto, un lugar, una profesión, una madre, un gran etc etc. Todo lo que tache cualquier «sin salida». Esto no es algo hecho de una vez y para siempre, aunque tenga que haber una salida inaugural. Siempre tiene una vuelta más, y alivia.

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