Elegir un libro para leer a un niño

«Biblioteca Escolar Amiguitos de la Naturaleza» por Biblioseo – Trabajo propio. Disponible bajo la licencia GFDL vía Wikimedia Commons.
Hay un libro de Isol, que como muchos otros de esta autora e ilustradora, es brillante y que, para el caso vale como disparador para pensar en qué leer a nuestros hijos, cómo elegir un libro para leer a un niño, de qué manera acercarlos a la lectura y a la literatura. El título es Regalo sorpresa (Fondo de Cultura Económica) y plantea una situación varias veces transitada por los niños, el hallazgo inesperado de su regalo de cumpleaños, un día antes de lo previsto. así, simplemente, el protagonista de la historia se da de cara con el paquete en un armario y como todo niño empieza a preguntarse ¿qué será?, imagina posibilidades, somete el paquete a comprobaciones, especula y se resiste a abrirlo. ¿Será una tobogán, un elefante, un arenero, una pirámide, un gato, un pájaro, una pelota? Ninguna de las hipótesis parece cuadrar, así que el regalo queda allí a la espera del día indicado. Pasa la noche, pasan los sueños y por la mañana. ¡Sorpresa, feliz cumpleaños! el paquete, una vez abierto deja ver un libro. El niño se decepciona “¡No habla, no canta, no sirve para pasear sobre él ni para jugar ni NADA!” Pero pasado ese primer momento, el niño se intriga y abre el libro, a ver qué puede encontrar allí e inesperadamente encuentra en que sus historias hay elefantes, pirámides, pelotas, areneros, gatos y pájaros, un mundo de objetos y seres imaginarios con los que jugar.
Es casi una ley de la literatura infantil que los libros llegan a manos de los chicos a través de algún lector mayor o experto, llámese padre, madre, abuelo, tío, tía, prima, hermano, vecina, y con más frecuencia, tal vez, docentes, bibliotecarios, talleristas. Unos y otros son llamados mediadores, los primeros tal vez menos experimentados que los segundos, pero todo buen lector puede elegir un libro para alguien querido y nada mejor que compartir aquellos libros que han encendido alguna mecha y han activado alguna fibra sensible. Libro que leemos y queremos compartir, tal vez esa sea la única clave para elegir un libro para un niño, compartirle aquello que nos moviliza, inquieta, ilusiona, al cabo, aquello que nos hace abrir los ojos, nos despierta.
*Vale acudir a la nostalgia, lo que no sirve es guiarse sólo por ella. Muchas veces los mediadores cometen el error de pasar a sus hijos los libros que disfrutaron en su niñez, y eso no siempre es efectivo, puede ser incluso frustrante para el adulto si el niño no lo disfruta o lo desestima de inmediato; y para el niño que no encuentra un canal de identificación con la historia.
*Por ello, antes de pasar un libro que pobló su niñez, haga el ejercicio de reeleerlo y pensar si es un cuento que se ajusta a los deseo, las inquietudes y los anhelos de aquel niño o niña al que quiere conmover o invitar a leer.
*Navegue también por los anaqueles de las librerías, tírese al piso en la sección de infantiles y hurguetée, dése la oportunidad de dejarse guiar por el instinto, disfrute del tiempo de elección, explore formatos innovadores.
*No se deje engañar por las pestañas definen los segmentos etareos, muchos de los libros para chicos tiene diferentes niveles de lectura, capas que puede comprometer a cada lector de maneras diferentes y es esa su riqueza.
*Nunca, jamás, regale un libro sin haberlo leído al menos una vez. Aunque lo ideal es leerlo varias veces, internalizarlo, leerlo en voz alta y escuchar como suena. La voz que narra y la sonoridad es fundamental en la primera infancia.
*Fíjese en las ilustraciones, buena parte de la producción actual de literatura infantil es de libros álbum, esto es libros en los que el texto no puede ser leído independientemente de las imágenes, sino que uno y otro discurso avanzan en paralelo y aportan sentidos diferentes.
*La colombiana Yolanda Reyes, que dirige desde hace muchos años un proyecto para promoción de lectura afirma que es tarea de una adulto no sólo leer un libro sino leer también al niño, reparar en cuáles son las cosas que le generan curiosidad, cuáles las que lo atemorizan, que otras les dan vergüenza y cuáles los divierten.
*Trate de despegarse de la idea de que los libros deben serles útiles, alejese del didactismo y de los mensajes dirigidos.
*Para los más pequeño suelen ser efectivos, sobre todo, los libros de poesía, justamente por la sonoridad, por las rimas y los juegos de palabras.
*Un libro debe siempre presentar un misterio, que puede radicar en una palabra, en una imagen o puede afectar toda la trama.
*Los estudios afirman que los primeros lectores son más convocados por las tramas que por los personajes.
*También es cierto que los niños no tienen problema de identificarse con animales parlantes, pero les cuesta más identificarse con personajes femeninos. No es el caso de las niñas, que aceptan con naturalidad personajes masculinos.
*Se ha comprobado que la exposición temprana a textos literarios ayuda a los niños a ordenar el caos del mundo, las ficciones los ayudan a pensarse en el mundo y en relación con los demás.
*Cierta curiosidad de los pequeños por los libros nace en la imitación, quienes ven a sus padres y entorno cercano leer con frecuencia, se sentirán más fácilmente convocado por un libro. La antropóloga francesa Michèle Petit habla de “clima familiar” en relación con el sitio que ocupan los libros en las conversaciones y el hogar.
*Empiece por leer, ya sabrá cómo continuar.
*Lea a su hijos, sobrinos, pequeños cercanos, bríndeles con cada historia, tiempo y afecto. de eso se trata el hábito de la lectura, de un reencuentro con esas primeras experiencias afectivas.
*Dése el permiso de disfrutar de los textos literarios infantiles, se sorprenderá de la profundida, belleza y poesía de muchos de sus mensajes.